Probablemente has oído hablar del estilo mediterráneo en la decoración de cocinas, pero ¿sabes en qué consiste? En esta guía, te mostramos cómo son estas cocinas con elementos naturales como madera y piedra, colores inspirados en el mar y la tierra, y detalles que añaden calidez y autenticidad. Descubre la historia de este estilo encantador, aprende a integrar texturas rústicas y planificar distribuciones abiertas que fomentan la convivencia. Sumérgete en el arte de crear una cocina mediterránea, un espacio acogedor y lleno de luz para disfrutar con familiares y amigos.

Historia de la decoración mediterránea… para entenderla mejor

El estilo decorativo mediterráneo tiene sus raíces en las culturas de los países que bordean el mar Mediterráneo, como Grecia, Italia, España y Marruecos. Este estilo surge como una amalgama de las tradiciones arquitectónicas y decorativas de estas regiones, influenciado por el clima cálido, la vida al aire libre y la rica herencia cultural. Desde las casas encaladas de las islas griegas hasta las villas toscanas, el estilo mediterráneo ha evolucionado a lo largo de los siglos, integrando elementos que reflejan la simplicidad, la funcionalidad y la conexión con la naturaleza.

El uso de materiales naturales como la piedra, la madera y la terracota es una constante en la decoración mediterránea, resultado de la disponibilidad local y las técnicas artesanales tradicionales. Las influencias árabes también han dejado una huella significativa, especialmente en la Península Ibérica, con la introducción de azulejos coloridos y patrones geométricos. Con el tiempo, el estilo mediterráneo ha sido adoptado y adaptado en diferentes partes del mundo, manteniendo su esencia rústica y acogedora, y sigue siendo popular por su capacidad para crear ambientes relajantes y llenos de luz natural.

¿Qué define a la decoración mediterránea?

Como esta decoración se distingue por la inspiración constante en la naturaleza de las zonas costeras del mar Mediterráneo es común el uso de elementos naturales: la madera, la piedra, el mimbre… donde predominan las texturas rugosas o irregulares. Esa inspiración natural también se percibe en los colores, donde predominan los tonos terrosos, así como los que se encuentran en los bosques, playas y cultivos de esta zona. 

Todas sus distribuciones se basan en potenciar la preciosa luz natural de la zona y de fomentar la interacción entre los habitantes, generando espacios abiertos y luminosos, realzando el ambiente acogedor y social del estilo mediterráneo.

Por supuesto, estas características son totalmente aplicables también a la manera en la que el estilo mediterráneo trata la distribución y decoración de sus cocinas. En este post, te explicamos con todo detalle cómo son las cocinas mediterráneas y en qué debes inspirarte para concebir la tuya. ¿Comenzamos?

Cocina mediterránea en blanco y madera.

Cómo decorar una cocina estilo mediterráneo 

Para que tengas una idea general de cómo decorar una cocina estilo mediterráneo, ten en cuenta que la clave está en la simplicidad y en la naturalidad. No busques la perfección en los acabados; en cambio, valora las imperfecciones que cuentan una historia. Cada elemento debe aportar una sensación de calidez y bienvenida, convirtiendo la cocina en el corazón del hogar donde se celebra la vida y la gastronomía.

Mezcla de colores neutros con vívidos

Generalmente, los colores que definen este estilo son los tonos suaves y terrosos, como el blanco, el beige y el crema, combinados con acentos en azul marino, verde oliva y terracota. Esto es así porque se inspira en los colores que se encuentran en la naturaleza costera mediterránea: el brillo de la luz, el azul intenso del mar y el verde de plantas como el olivo, el ciprés, el limonero y el naranjo. De hecho, como éstos son árboles muy presentes en esta zona, también son muy característicos de este estilo los colores cítricos como el naranja y el amarillo.

Siguiendo la clásica regla del 60/30/10, podríamos encontrar una combinación perfecta del 60% en colores neutros, un 30% en tonos verdes y azules, y pequeños remates en colores cítricos. ¿Estás empezando a imaginarlo?

Materiales naturales y duraderos

Imagina una casa sólida y firme, mimetizada en el entorno natural que la rodea y que, como si fuera un robusto árbol, ve pasar los años y las generaciones, manteniéndose aferrada a los cimientos sobre los que fue construida. Ese es el espíritu de una casa mediterránea y, por tanto, de su cocina.  La selección de materiales aquí es fundamental para conseguir la auténtica estética mediterránea. 

En primer lugar, los muebles de madera son una elección esencial. La madera maciza, especialmente en acabados envejecidos o rústicos, aporta una sensación de atemporalidad y solidez. El roble, el pino, el nogal… son maderas propias del Mediterráneo, duraderas y que añaden una rica textura visual que se alinea perfectamente con este estilo..

Las encimeras de piedra natural son otro componente crucial. El mármol y el granito no solo son conocidos por su durabilidad, sino también por su belleza intrínseca. El mármol, con sus vetas únicas, puede dar un toque de elegancia clásica, mientras que el granito ofrece una robustez y variedad de colores que complementan la paleta mediterránea. Estas superficies se integran armoniosamente con los elementos de madera y otros materiales naturales presentes en la cocina. Tenemos un amplio artículo, si quieres saber más sobre los distintos tipos de encimera de cocina.

Por último, los azulejos de cerámica pintados a mano son una marca distintiva de la decoración mediterránea. Estos azulejos pueden utilizarse tanto en paredes como en salpicaderos, proporcionando un vibrante toque de color y diseño. Los patrones y colores de la cerámica artesanal añaden un elemento de personalización y autenticidad, reflejando las tradiciones artesanales de las regiones mediterráneas, celebrando la rica herencia cultural que define este estilo decorativo.

Las texturas… también con naturalidad

Las superficies rugosas y naturales son características que definen muy bien este estilo. Las paredes de piedra o ladrillo visto son opciones populares, ya que aportan un encanto rústico y una sensación de durabilidad y conexión con la naturaleza. De hecho, las paredes texturizadas tienen el potencial de convertirse en el punto focal de la cocina, creando un ambiente que se perciba sólido y duradero, como si las piedras que la forman guardaran un sinfín de historias.

Los textiles naturales también juegan un papel crucial en la decoración mediterránea. El lino y el algodón son los materiales preferidos para cortinas, cojines y manteles, ya que su textura suave y natural complementa perfectamente los elementos más rústicos de la cocina. Las cortinas de lino permiten la entrada de luz natural filtrada, creando una atmósfera luminosa y aireada. Los cojines y manteles de algodón, con sus tejidos sencillos pero elegantes, aportan un toque de confort y calidez al espacio. Además, estos textiles pueden ser fácilmente cambiados para actualizar el aspecto de la cocina según la temporada o las tendencias de color.

Los pequeños accesorios de decoración y los utensilios de cocina complementan la escena de una cocina mediterránea. En la vajilla, predomina la cerámica pintada a mano, incluyendo platos, cuencos y azulejos artesanales, algunos con toques de color vibrantes y texturas. Estos elementos obedecen a la rica tradición artesanal de la zona. Por otro lado, los utensilios de cocina de cobre o hierro forjado son más duraderos e introducen una textura metálica que contrasta maravillosamente con la madera y la piedra, aportando un toque rústico y elegante. Las cestas de mimbre donde guardar los alimentos menos perecederos o los utensilios de cocina también cuadran mucho con este estilo. 

Plantas aromáticas propias de la zona

No solo es común en la cocina mediterránea incorporar plantas aromáticas, sino que suelen ser aquellas que también es frecuente utilizar aquellas propias de su gastronomía, como el romero, el tomillo o la albahaca. Además de mejorar la estética, estas plantas purifican el aire y fomentan una cocina más saludable y sabrosa. 

Se puede colocar el romero y la albahaca en lugares soleados y el tomillo en macetas pequeñas que se adapten a estanterías o mesas de cocina. Asegúrate de proporcionarles suficiente luz solar, evitar el riego excesivo y podarlas regularmente para mantenerlas saludables. Tener hierbas frescas a mano favorecerá la calidad de tus guisos y aportará un toque verde y vibrante al entorno.

Distribución abierta y mesa central

En las cocinas mediterráneas es común encontrar una distribución abierta y fluida. Es un enfoque que facilita la circulación y fomenta la interacción y la convivencia, otro signo del carácter social de la cultura mediterránea. Tanto es así, que el espíritu es convertir la cocina en el corazón del hogar y, con un diseño abierto, eliminar las barreras visuales y físicas entre estancias, permitiendo una conexión entre las diferentes áreas de la casa, como la sala de estar o el comedor. 

Sobre esta distribución abierta, es común colocar una mesa de comedor central que consolida este diseño abierto y crea un punto focal en la cocina. Hablamos de mesas centrales de madera robusta, con textura natural y acabado rústico, que encarna la esencia del estilo mediterráneo y se integra armoniosamente con otros elementos decorativos como la piedra y el hierro forjado.

Cocina estilo mediterraneo

Lun natural y ambientes cálidos

Para conseguir una auténtica cocina mediterránea, maximizar la entrada de luz natural es fundamental. Grandes ventanas y puertas de cristal son ideales para este propósito, ya que permiten que la luz del sol inunde el espacio, creando un ambiente luminoso y aireado. Colocar ventanas estratégicamente, especialmente en áreas donde se realicen actividades propias de la cocina, mejora la visibilidad. Por otro lado, las puertas de cristal aportan luz y conectan visualmente el interior con el exterior, integrando el paisaje natural en el diseño de la cocina.

La luz natural se complementa con iluminación artificial que refleja el estilo mediterráneo. Esto puede ser, lámparas de hierro forjado y candelabros, excelentes opciones para aportar calidez y carácter al espacio. Estos elementos decorativos no sólo proporcionan luz funcional, sino que también añaden un toque de elegancia rústica. Se pueden colocar lámparas colgantes sobre la isla de cocina o la mesa del comedor para crear puntos focales y áreas de luz que favorezcan la convivencia y las actividades diarias.

Para crear un ambiente íntimo y acogedor durante las noches, utiliza velas y faroles de hierro o cerámica. Pueden colocarse en encimeras, estanterías o colgados en las paredes, añadiendo un toque decorativo y funcional. Las velas, en candelabros o recipientes decorativos, son perfectas para las cenas y reuniones, ofreciendo una luz tenue que invita a la relajación y la conversación.

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